lunes, 24 de enero de 2011

El movimiento se demuestra andando

Bueno, bueno, bueno, una hora de camino para comer en un sitio, es sinónimo de...mmm lejanía? o de poesía.
No podia ser de otra forma, que para comenzar el año sidrero, empezásemos haciendo una visitita al gran Egiluze.
Entre montañas, cercano a el prestigioso Mugaritz se encuentra esta sidreria que ha calado en los corazones de los que ya somos habituales a nuestra cita, conexión Hondarribia- Donostia de todos los Agostos.
Yo, todavía no había comido en la sidrería, pero si en el restaurante, ya que esta solo abre de enero a mayo.
Empezamos con una tortilla de bacalao francamente buena, seguimos con el habitual bacalao frito con pimientos, el mio estaba espectacular, el de Maria algo salado.
Entre plato y plato visita a las kupelas, que cada vez que se abrían ahí estaba yo el primero (alguno me dijo eso de "no te pierdes una")
La sidra de este año en nariz está algo más afrutada que el anterior, en boca está algo carente de cuerpo y de peso de fruta, tiene menos acidez, y notamos gran diferencia de unas kupelas a otras. No pasa nada(hay más sidrerias).
La chuleta estaba bien sin más, no es la espectacular que comes en el restaurante, entiendo que se guardarán las mejores.
Queso membrillo y nueces, decente sin más...
Total 58 euros.
Un aprobado raspadito raspadito.
De todas formas me quedo con el restaurante, no hay quien olvide esas pochas con almejas y esa chuleta que parecía mantequilla, es más, el restaurante estaba lleno y olía ufff!!! gloria bendita, y la sidrería no.

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